El 17 de septiembre de 2011, en el MGM Grand de Las Vegas, Floyd Mayweather Jr. derrotó por nocaut a Víctor Ortiz en el cuarto asalto y se consagró campeón mundial welter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), arrebatándole el cinturón al joven californiano en una definición tan legal como controvertida. El golpe llegó justo después de un pedido de disculpas, cuando Ortiz bajó la guardia. La frase que quedó resonando desde entonces: “Protégete en todo momento”.
Mayweather regresaba al ring tras 16 meses de inactividad, con un récord perfecto de 41-0. Ortiz, con apenas 24 años, había conquistado el título welter del CMB en abril al vencer a Andre Berto, y se presentaba como un campeón joven, zurdo, agresivo y con hambre de validación.
Desde el inicio, 'Money' impuso su estilo: defensa cerrada, precisión quirúrgica y control del ritmo. Ortiz intentaba quebrar esa muralla con presión constante, pero no lograba conectar con claridad. La tensión crecía.
El cabezazo, la disculpa y el nocaut con la guardia baja
En el cuarto round, Ortiz acorrala a Mayweather contra las cuerdas y le aplica un cabezazo intencional, frustrado por lo que él consideraba codazos previos no sancionados. El réferi Joe Cortez detiene la acción, descuenta un punto, y reanuda el combate.
Ortiz, arrepentido, se acerca a Mayweather, lo abraza y pide disculpas. En ese instante, con la guardia completamente baja, Mayweather lanza una combinación fulminante: izquierda y derecha directa al rostro. Ortiz cae. Nocaut. Fin de la pelea.
“Me cerró el ojo con un codazo. Veía doble. Me dijeron en la esquina: ‘Dale un cabezazo, será solo un punto’”, contó Víctor Ortiz
Por su parte, ‘Money’ dio su versión de los hechos: “Chocamos guantes y volvimos a pelear. Lancé el gancho de izquierda y la mano derecha. Simplemente tienes que protegerte en todo momento”.
Victoria, abucheos y legado
El público abucheó. Los comentaristas debatieron. El periodista Larry Merchant confrontó a Mayweather en vivo, y recibió una respuesta furiosa: “¡Eres una mierda! HBO debería despedirte”. La escena quedó registrada como uno de los momentos más tensos del boxeo moderno.
Mayweather se llevó el cinturón, mantuvo su invicto y dejó una lección brutal: en el ring, como en la vida, no hay espacio para la distracción. Ortiz, por su parte, quedó marcado por una noche que lo definió más allá del resultado.
Con información de varias web
Foto: AP
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