CICLISMO - La caída que lo cambió todo

El 18 de julio de 1995, el italiano Fabio Casartelli perdió la vida tras sufrir una dura caída junto a otros tres corredores —el francés Dante Rezze, el alemán Dirk Baldinger y su compatriota Giancarlo Perini— en una curva a la izquierda durante el veloz descenso del Portet-d’Aspet. Acababa de cumplir 25 años y había sido campeón olímpico en Barcelona ’92. Su muerte dejó una marca indeleble en la historia del Tour de Francia y en la conciencia del ciclismo mundial.


El Tour de Francia atravesaba los Pirineos en su 15ª etapa, entre Saint-Girons y Cauterets. Era un día soleado, el pelotón coronaba el Col de Portet d’Aspet y comenzaba el descenso. Entre los corredores, el italiano Fabio Casartelli, campeón olímpico en Barcelona ’92, rodaba con el equipo Motorola. Tenía 25 años y una carrera en ascenso. 

A las 11:45, en una curva a la izquierda, cuatro ciclistas se fueron al suelo. Casartelli impactó contra bloques de hormigón al borde del camino. No llevaba casco —no era obligatorio entonces— y quedó tendido, inconsciente. Fue trasladado en helicóptero al hospital de Tarbes, donde falleció por traumatismo craneal y facial. La noticia se difundió horas más tarde, cuando el pelotón ya había cruzado la meta. Richard Virenque celebró su victoria sin saber lo ocurrido. La etapa siguiente fue neutralizada en señal de duelo. Los compañeros de Casartelli cruzaron la meta abrazados, al frente del grupo. 

Tres días después, Lance Armstrong ganó la etapa en Limoges y apuntó al cielo en homenaje a su compañero. La bicicleta de Casartelli fue colocada en la capilla de Madonna del Ghisallo, y un monumento lo recuerda en el lugar del accidente. Su muerte impulsó el debate sobre el uso obligatorio del casco, que finalmente se implementó en 2003 tras otro accidente fatal. Casartelli dejó una esposa y un hijo de dos meses. Su legado permanece como símbolo de fragilidad, coraje y transformación en el ciclismo moderno. 

La muerte de Fabio Casartelli no provocó una reacción normativa inmediata, pero sí dejó una huella profunda en la conciencia del ciclismo mundial. El uso del casco, que en 1995 aún no era obligatorio, se convirtió en símbolo de una deuda pendiente con la seguridad. Recién en 2003, tras el fallecimiento del kazajo Andrei Kivilev en la París-Niza, la Unión Ciclista Internacional (UCI) estableció la obligatoriedad del casco en todas las competencias profesionales. Desde entonces, el ciclismo abrazó una nueva cultura de protección, y la tragedia de Casartelli quedó como punto de inflexión en ese recorrido

Con información de varias web 

Foto: www.marca.com 

Video: YouTube

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