El 20 de mayo de 1966, Peñarol le ganó a River el partido desempate por la final de la Copa Libertadores y se consagró campeón continental por tercera vez. Los ‘Millonarios’ ganaban 2-0 el primer tiempo; los uruguayos alcanzaron a igualarlo y en el alargue dieron vuelta el resultado. A partir de ese encuentro se ganó el mote de ‘gallinas’.
River, en ese entonces dirigido por Renato Cesarini, llegó por primera vez en su historia a la instancia final del torneo más importante del continente en 1966, luego de quedar como líder de su grupo en la primera fase -Boca fue segundo- y de dejar afuera en la segunda ronda al Xeneize, Independiente (campeón defensor) y Guaraní de Paraguay.
Así arribó al mano a mano final contra Peñarol, que ya se había coronado como Rey de América en dos oportunidades: 1960 y 1961. En aquella época no importaba la diferencia de gol y, como ambos clubes se impusieron como local, hubo que jugar un tercer partido definitorio, dos días después y en terreno neutral.
En la ida, los uruguayos habían ganado 2 a 0 en el Centenario, con tantos de Julio Abbadie y Juan Joya, mientras que el ‘Millonario’ se quedó con el triunfo en el Monumental por 3 a 2 en la vuelta, con doblete de Ermindo Onega y uno de Juan Carlos Sarnari. Con una victoria por lado, el campeón se definiría en un encuentro de desempate en Santiago, el 20 de mayo de 1966 donde River acarició la gloria, pero se fue con las manos vacías.
En el cotejo definitivo, los de Núñez salieron todos de blanco y con un 11 envidiable en aquella época: Amadeo Carrizo; Alberto Sainz, Eduardo Grispo, Roberto Matosas, Abel Vieytez; Juan Carlos Sarnari, Jorge Solari, Ermindo Onega; Luis Cubilla, Daniel Onega y Oscar Más.
El ‘Millo’ tuvo un primer tiempo furioso y se fue al descanso 2 a 0 arriba, gracias a los goles de Daniel Onega (goleador del torneo con 17) y el ‘Indio’ Solari, tío de Santiago. Sin embargo, la historia dio un giro de 180 grados: Spencer y Abbadie pusieron el 2-2, el ‘Carbonero’ llevó la definición al alargue y, ya en el suplementario, otra vez Spencer a los 101 y Pedro Rocha a los 109 decretaron el 4 a 2 final. La Copa se fue para Uruguay.
Al siguiente partido, River visitaba a Banfield por el torneo local y los hinchas del ‘Taladro’ se encargaron de darles una ‘cálida’ bienvenida arrojando al terreno de juego una gallina con una franja roja pintada. Lo que nadie esperaba es que la imagen quedaría inmortalizada y diera lugar al nacimiento de un nuevo apodo que trascendió el tiempo y sigue hasta nuestros días.
Fuente: www.ole.com.ar
Foto: www.latercera.com
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