El 28 de julio de 2019, se disputó por última vez un Gran Premio de Fórmula 1 en Alemania. El escenario fue el circuito de Hockenheim y la carrera fue un caos. En una temporada dominada por Lewis Hamilton y el equipo Mercedes, hubo un ganador inesperado.
El Gran Premio de Alemania 2019 será recordado no solo por la lluvia, los trompos y las sanciones. También por haber sido el cierre silencioso de una etapa gloriosa. El Hockenheimring, uno de los circuitos con más historia de Europa, albergó su última función como sede de la F1, en una jornada que combinó dramatismo y nostalgia.
Mercedes, protagonista absoluto de esa temporada, celebraba su aniversario con una puesta en escena ambiciosa. Pero el clima y los errores conspiraron contra sus pilotos: Lewis Hamilton sufrió penalizaciones y un despiste, mientras que Valtteri Bottas abandonó tras impactar contra los muros. Lo que debía ser una fiesta se volvió un desfile de imprecisiones.
El caos abrió paso a la sorpresa. El neerlandés Max Verstappen, en una carrera táctica y agresiva, emergió como ganador entre los resbalones ajenos. Sebastian Vettel, largando desde el fondo, protagonizó una remontada épica hasta el segundo puesto, en lo que fue un guiño simbólico del último campeón alemán en su tierra. Y Daniil Kvyat, con Toro Rosso, completó un podio atípico que reflejó la singularidad de aquella tarde.
Tras esa edición, Alemania quedó fuera del calendario oficial. Las dificultades financieras de Hockenheim y la pérdida de interés local sellaron el destino de una plaza que supo ser infaltable. El GP de Alemania dijo adiós en silencio, pero lo hizo con una carrera inolvidable.
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