FÓRMULA 1 - El día que Senna ganó algo más que una carrera


El 9 de septiembre de 1990, Ayrton Senna ganó por primera vez en Monza, cumpliendo una promesa personal: si lograba vencer en el templo de Ferrari, se quedaría con el auto. Ron Dennis aceptó el desafío. Senna cumplió. Y ese día, ganó mucho más que una carrera. 

Durante tres años consecutivos, Ayrton Senna había intentado conquistar Monza sin éxito. En 1987, se despistó en la parabólica. En 1988, chocó con un rezagado cuando lideraba cómodamente. En 1989, su motor explotó a pocas vueltas del final. Cada intento terminaba en frustración. Monza, el templo de Ferrari, parecía negarle el reconocimiento que ya tenía en otros circuitos. 

En la previa de 1990, Senna hizo una apuesta íntima: si lograba ganar, se quedaría con el auto. Ron Dennis, jefe de McLaren, aceptó el desafío con escepticismo. 

El 9 de septiembre de 1990, Senna salió desde la pole, lideró cada vuelta y marcó el récord de vuelta. Ejecutó una carrera perfecta, sin errores ni concesiones. Monza, por fin, se rindió ante su precisión. 

La victoria no fue solo deportiva: fue emocional, simbólica, personal. Senna había vencido al circuito, a su historia y a las dudas. 

Ron Dennis, testigo del compromiso cumplido, le entregó el auto como reconocimiento. No era un trofeo: era una validación. 

Ese día, Senna ganó más que una carrera. Ganó el derecho a cerrar una herida, a cumplir una promesa, a dejar un símbolo. El auto que se llevó no era un objeto: era la síntesis de su persistencia. 

 Foto: Web 

Video: YouTube

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