El 19 de septiembre de 1988, durante la ronda preliminar del trampolín de 3 metros en los Juegos Olímpicos de Seúl, el clavadista estadounidense Greg Louganis sufrió un accidente que quedó grabado en la historia del deporte.
En la ronda preliminar del trampolín de 3 metros, el clavadista estadounidense Greg Louganis se preparaba para ejecutar su noveno salto. Era el favorito, el campeón defensor, el hombre que había dominado la disciplina cuatro años antes. Pero ese día, algo falló.
En plena ejecución de un salto inverso con giro y posición de pike, Louganis calculó mal la distancia y golpeó su cabeza contra el borde del trampolín. Cayó al agua ensangrentado, con la mirada del mundo sobre él. En apenas 35 minutos, recibió cuatro puntos de sutura, contuvo el dolor y volvió al trampolín. El siguiente salto fue casi perfecto. Se clasificó a la final.
Ese 19 de septiembre no fue el día de la medalla, pero sí el día que definió su leyenda. Louganis no solo venció el miedo y el dolor: abrió la puerta a una de las gestas más conmovedoras del olimpismo. Días después, ganaría el oro en esa misma disciplina y también en plataforma de 10 metros, convirtiéndose en el primer hombre en repetir doblete dorado en Juegos consecutivos.
Foto: Twitter/ @Gerfordaid
Video: YouTube