El 19 de octubre de 2007, en el Stade de France, Los Pumas vencieron a Francia por 34 a 10 y alcanzaron el tercer puesto en el Mundial de Rugby. Fue la mejor actuación en la historia del seleccionado argentino en Copas del Mundo: identidad, convicción y legado en cada jugada.
Los Pumas habían dado varios zarpazos en ese torneo. En el debut habían dado cuenta de Francia, el equipo local, por 17-12 con un try épico del fullback Ignacio Corleto y por la fiereza defensiva. Ya desde la primera presentación, los albicelestes dejaron en claro que estaban dispuestos a hacer historia.
Los posteriores éxitos sobre Namibia (33-3) e Irlanda (30-15) fueron el trampolín hacia los cuartos de final. En esa instancia, un 19-13 frente a Escocia hizo posible el soñado acceso a las semifinales. Sí, Los Pumas estaban entre los cuatro mejores del mundo. Y a esa altura del torneo todos hablaban de un equipo que le hacía honor al cada vez más difundido “¡oh, juremos con gloria morir!”. Se jugaban la vida en cada partido al mismo tiempo que reescribían la historia del rugby argentino.
Es verdad, en semifinales no pudieron con Sudáfrica, que los derrotó 37-13. Los Springboks terminaron siendo campeones al imponerse 15-6 a Inglaterra en la final. Pero más allá de ese traspié, Argentina había dejado una marca imperecedera. Todos reconocían a ese equipo valiente en el que sobresalían el talento del capitán Agustín Pichot, las sutilezas de Juan Martín Hernández, las corridas de Corleto, Lucas Borges y Federico Martín Aramburú, la puntería del pie derecho de Federico Contepomi, la bravura de Juan Martín Fernández Lobbe, Mario Ledesma, Rodrigo Roncero, Juan Manuel Leguizamón… Bueno, todos esos Pumas eran bravísimos…
La campaña del equipo del Tano Loffreda era impresionante. Nunca antes Argentina había llegado tan lejos en un Mundial. Si bien a la hora de soñar, todos se ilusionan con ser campeones, los sueños no siempre se hacen realidad. Por eso, estar entre los cuatro mejores del planeta constituía una hazaña para ese seleccionado al que se reconocía su potencial, pero nunca lo había demostrado tan cabalmente con la fuerza de los resultados. Claro que el hambre de gloria de Los Pumas aún no se había saciado…
El 19 de octubre, un mes y 12 días después del primer choque con Francia en la apertura del certamen, los albicelestes volvían a toparse con los dueños de casa. Ya no era para empezar a andar el camino, sino para cerrarlo. Y no cerrarlo de cualquier modo. La idea era hacerlo subiéndose al podio. El tercer puesto equivalía a un título. No se iban a conformar con un honroso cuarto lugar. Entendían que los laureles se consiguen ganando. Y querían ganar. Con todas sus ganas. Con el corazón. Como habían jugado cada partido.
La despedida fue brillante. Los Pumas exhibieron un nivel fantástico. A lo largo del Mundial se habían hecho notar con un juego muy veloz que les permitía sumergirse triunfalmente en el ingoal rival con una llamativa facilidad. En el segundo capítulo del duelo con Francia hicieron lo mismo. Se despacharon con cinco tries, dos de los cuales llegaron a través de la gran figura, Felipe Contepomi, quien, además, después sumaba las conversiones con su infalible pie derecho. Y por si fuera poco, estaba Pichot, el símbolo del equipo, que movía los hilos como un magnífico titiritero.
Los Pumas se habían asegurado vivir eternamente coronados de gloria porque, tal como lo habían prometido a viva voz, jugaron con gloria morir y cumplieron.
LA SÍNTESIS
Argentina 34 – Francia 10
Argentina: Ignacio Corleto; Federico Martín Aramburú, Manuel Contepomi, Felipe Contepomi, Horacio Agulla; Juan Martín Hernández, Agustín Pichot; Gonzalo Longo, Juan Martín Fernández Lobbe; Martín Durand, Patricio Albacete, Rimas Álvarez; Omar Hasan, Alberto Vernet Basualdo, Rodrigo Roncero. E: Marcelo Loffreda.
Francia: Clément Poitrenaud; Aurelien Rougerie, David Skrela, David Marty, Christophe Dominici; Frédéric Michalak, Jean-Baptiste Elissalde; Imanol Harinordoquy, Thierry Dusautoir; Yannick Nyanga, Jerome Thion, Lionel Nallet; Pieter de Villiers, Raphaël Ibañez, Jean-Baptiste Poux. E: Bernard Laporte.
Incidencias
Primer tiempo: 17m penal de Elissalde (F); 20m penal de F. Contepomi (A); 27m gol de F. Contepomi por try de él mismo (A); 31m gol de F. Contepomi por try de Hasan (A).
Segundo tiempo: 2m Sébastien Bruno por Thierry Dusautoir (F); 10m Rémy Martin por Ibañez (F); 12m try de Martín Aramburú (A); 15m Pierre Mignoni por Elissalde (F); 22m Sébastien Chabal por Thion (F); 22m Vincent Clero por Rougerie (F); 22m Juan Manuel Leguizamón por Durand (A); 22m Hernán Senillosa por M. Contepomi (A); 24m try de Corleto (A); 28m gol de Beauxis por try de Poitrenaud (F); 30m Lionel Beauxis por Marty (F); 30m Nicolás Fernández Miranda por F. Contepomi (A); 31m Marcos Ayerza por Hasan (A); 31m Esteban Lozada por R. Álvarez (A); 34m Federico Todeschini por Corleto (A); 36m gol de F. Contepomi por try de él mismo (A); 39m Eusebio Guiñazú por Roncero (A).
Estadio: Parque de los Príncipes (Francia).
Árbitro: Paul Honiss, de Nueva Zelanda.
Fuente y foto: www.laprensa.com.ar
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