El 4 de septiembre de 1994, el Comité Olímpico Internacional (COI) declaró al taekwondo como deporte olímpico oficial. Nació en Corea hace siglos, pero adquirió proyección global en el siglo XX, convirtiéndose en un emblema de disciplina física y mental.
El Taekwondo, cuyo nombre en coreano significa ‘el camino de los pies y las manos’, se distingue por sus técnicas rápidas, precisión en los movimientos y un profundo componente filosófico. Nació en Corea hace siglos, pero adquirió proyección global en el siglo XX, convirtiéndose en un emblema de disciplina física y mental.
El reconocimiento internacional llegó en 1994, cuando el Comité Olímpico Internacional lo declaró deporte olímpico oficial. Desde entonces, cada 4 de septiembre se celebra el Día Internacional del Taekwondo, una fecha que busca difundir su práctica y resaltar su aporte a la formación integral de las personas.
Más allá de la fuerza física, el Taekwondo fomenta el autocontrol, la autoestima y la confianza personal. Sus entrenamientos se centran en desarrollar la coordinación entre mente y cuerpo, potenciar la concentración y reforzar valores éticos. Practicantes y maestros coinciden en que su aprendizaje trasciende el tatami, pues enseña a mantener el equilibrio emocional y a tomar decisiones con serenidad.
El arte marcial se estructura sobre cinco principios fundamentales: cortesía, integridad, perseverancia, autocontrol y espíritu indomable. Estas bases son el eje de su filosofía y explican por qué su influencia es tan significativa en el desarrollo personal de quienes lo practican.
Crecimiento global y expansión en América Latina
La popularidad del Taekwondo ha alcanzado cifras impresionantes. Según datos de la World Taekwondo Federation, más de 80 millones de personas lo practican en todo el mundo, distribuidos en 209 federaciones nacionales. En el continente americano, 44 países integran su estructura oficial, lo que refleja su arraigo y la diversidad de comunidades que lo han adoptado.
En América Latina, la disciplina encontró un terreno fértil, no solo como deporte, sino también como un vehículo de inclusión social. Programas comunitarios impulsan su enseñanza en barrios populares y colegios, permitiendo que niños y adolescentes desarrollen habilidades físicas y sociales.
La evolución de la práctica también ha sido acompañada por el desarrollo competitivo. Desde su inclusión en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, el Taekwondo se ha consolidado como una de las disciplinas más atractivas para el público y con mayor número de atletas en campeonatos internacionales. Su carácter dinámico, con patadas espectaculares y movimientos fluidos, lo convierte en uno de los deportes de combate más vistosos.
La Federación Internacional de Taekwondo (ITF)y la World Taekwondo (WT)coordinan campeonatos mundiales y regionales que reúnen a miles de competidores. Estos torneos promueven la excelencia técnica y generan espacios de intercambio cultural que fortalecen el impacto global de la disciplina.
Fuente: www.infobae.com
Foto: Andina