Gabriel García Márquez contó alguna vez: “Empezamos a jugar con pelotas de trapo y alcancé a ser buen portero, pero cuando pasamos al balón de reglamento sufrí un golpe en el estómago con un tiro potente, que hasta allí me llegaron las ínfulas”. Su texto ‘El juramento’ fue una de las varias notas que escribió para el diario El Heraldo. El Nobel colombiano cuenta en qué partido de fútbol perdió el sentido del ridículo y se convirtió en hincha. Que lo disfruten.
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