Mónaco no solo es el refugio fiscal de los pilotos de Fórmula 1. Detrás de sus calles impecables y su atmósfera exclusiva, el pequeño principado ofrece un equilibrio perfecto entre privacidad, seguridad y un clima privilegiado, convirtiéndose en mucho más que un simple lugar de residencia para las estrellas del automovilismo.