La eliminación de Boca Juniors y River Plate en la fase de grupos del Mundial de Clubes 2025 no solo representa un revés deportivo. Es, sobre todo, un baño de realidad para el fútbol argentino, acostumbrado a alimentar ilusiones sin fundamentos sólidos. Esta vez, la épica construida por los medios y el exitismo crónico del ambiente tropezaron con algo tan sencillo como contundente: la verdad del juego.