El 1 de septiembre de 1972, Bobby Fischer se consagró en Islandia al derrotar a Boris Spassky y convertirse en el primer estadounidense campeón mundial de ajedrez. Durante veintiuna partidas disputadas en Reikiavik, este enfrentamiento no solo definió la supremacía dentro del tablero, sino que movilizó intereses políticos y mediáticos en el marco de la Guerra Fría. El duelo entre Fischer y Spassky funcionó como vitrina de las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS).
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