El 9 de julio de 2006, Horacio Elizondo se convirtió en el primer árbitro argentino en dirigir una final de Copa del Mundo. Su participación en Alemania fue histórica: impartió justicia en el partido inaugural y en la gran final entre Italia y Francia, donde protagonizó uno de los episodios más recordados del arbitraje moderno: la expulsión de Zinedine Zidane tras un cabezazo a Marco Materazzi.
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