HISTORIAS – Las adidas Superstar

Unas zapatillas que nacieron en el baloncesto, encontraron la inmortalidad en el hip-hop y hoy siguen siendo un icono capaz de conectar con nuevas generaciones. Tal es su influencia que la marca alemana creó un evento multicultural que celebra sus 55 años. 

The Sound of Superstar(s) es una experiencia global creada por Adidas que celebra el legado cultural y deportivo de su icónica zapatilla Superstar. A través de una serie de shows secretos, exposiciones y eventos en ciudades como París y Buenos Aires, la marca fusiona música urbana, estilo y rendimiento técnico. Con artistas como Jennie Kim, Missy Elliott, Asake y Clara Cava, y bajo la campaña Superstar: The Original Icon, Adidas rinde homenaje a una silueta que nació en el básquet y se convirtió en símbolo del streetwear y la autenticidad generacional. 

El Arena de París se transformó en un templo donde la música y la moda se entrelazaron con un mismo símbolo: las adidas Superstar. El festival The Sound of Superstar(s) reunió a miles de personas en un evento gratuito que dejó claro que esta silueta sigue siendo tan relevante en 2025 como lo fue en su nacimiento hace 55 años. En esta nota, contamos su historia. 

El nacimiento de un mito 

Aunque hoy las adidas Superstar parecen inseparables del hip-hop, su historia empezó mucho antes, en los años 60, cuando adidas decidió entrar en el terreno de juego más difícil: la NBA. En 1965 la marca lanzó las primeras Supergrip, pensadas para revolucionar el calzado de baloncesto. Su gran innovación fue la famosa puntera de goma en forma de concha, que protegía los dedos de los pisotones, y una suela vulcanizada que ofrecía mejor tracción en la pista. 

En 1970 nacieron oficialmente como Superstar. Y aunque el arranque fue tímido, la insistencia de Chris Severn, ejecutivo de adidas, que recorría los vestuarios con una maleta llena de pares, logró convencer a equipos enteros. En 1969, los Boston Celtics levantaban el anillo con varios jugadores calzando las tres rayas. Apenas cuatro años después, el 85% de la NBA había cambiado la lona de Converse por el cuero y la protección de las Superstar. 

En 1976 llegaría el golpe definitivo: Kareem Abdul-Jabbar firmaba con adidas, convirtiéndose en el primer jugador en tener un acuerdo de patrocinio exclusivo con la marca. En apenas una década, adidas había convertido a las Superstar en las reinas del baloncesto. 

Run-DMC y la segunda vida 

El dominio deportivo no duró para siempre: nuevas tecnologías desplazaron pronto a las Superstar en las canchas. Pero fue entonces cuando llegó su resurrección definitiva, de la mano de la cultura urbana. 

A mediados de los 80, el trío de Queens Run-DMC se convirtió en el grupo de rap más influyente del planeta. Su estética era la de los barrios: cadenas de oro, vaqueros, gorras Kangol… y adidas Superstar sin cordones. En 1986 publicaron My Adidas, un himno contra los prejuicios sociales que transformó una zapatilla en un manifiesto cultural. 

La anécdota es ya leyenda: en un concierto en el Madison Square Garden, el grupo pidió a los 40.000 asistentes que levantaran sus zapatillas. Y todos ondearon sus Superstar. Aquel gesto llevó a adidas a firmar un contrato millonario con Run-DMC, el primero entre una marca deportiva y un grupo de rap. 

Lo que parecía un movimiento de marketing fue en realidad el inicio de una nueva era. “Si cuentas la historia de dónde viene la Superstar, su pasado en el baloncesto, y luego la ves en la calle con Run-DMC, entiendes por qué ha tenido tanto impacto en la marca”, explica Trapp. “Es más creíble, más auténtico. No es un producto inventado para parecer original: es original de verdad”. 

Del underground al lujo 

Desde entonces, la Superstar nunca ha dejado de reinventarse. En los 90 fue adoptada por la cultura rave en Londres y por patinadores como Mark Gonzales en California. En Japón se convirtió en objeto de lujo debido a las tasas de importación. En los 2000 llegaron colaboraciones con gigantes del streetwear como BAPE. Y en 2019, incluso Prada reinterpretó la Superstar como pieza de lujo absoluto. 

En este 2025 hemos visto reinterpretaciones tan interesantes como la versión Made in Germany de JJJJound o la muy deseada de Wales Bonner. 

Hoy, con 55 años de historia, las Superstar se han lanzado en todos los colores posibles, con colaboraciones de artistas, diseñadores y músicos de todo el mundo. Pero lo esencial no ha cambiado: la puntera en forma de concha, las tres rayas laterales y la silueta reconocible al instante. 

“En adidas siempre hemos honrado nuestro legado”, subraya Sandra Trapp. “Por eso seguimos teniendo en el catálogo estos clásicos. Son más antiguos que muchos de nosotros, pero siguen transmitiendo frescura. Son como un lienzo en blanco sobre el que se puede pintar todo tipo de culturas”. 

La propia Trapp reconoce que la Superstar no está sola en este panteón. “Fue parte de la primera gama Originals, pero no es la única. En nuestro archivo también están modelos como la Stan Smith, la Gazelle o la Samba, cada una con su propio lugar en la historia de adidas y en distintas culturas deportivas”, explica. “El legado de adidas es tan rico que no podemos hablar de un único icono, sino de un conjunto de siluetas que definen décadas enteras”. 

55 años después, más vivas que nunca 

Lo que empezó como un experimento de baloncesto se convirtió en un símbolo global de identidad, resistencia y estilo. En el adidas Arena de París, mientras los artistas mezclaban géneros y generaciones, la Superstar volvía a ser el hilo conductor entre deporte, música y cultura. 

Tal vez esa sea la verdadera magia de la Superstar: que ha sabido envejecer sin envejecer. Que cada generación la hace suya sin borrar lo que la anterior escribió sobre ella. Y que en 2025, medio siglo después de su nacimiento, sigue siendo —como Run-DMC cantaba en los ochenta— “My Adidas”.

Fuente y foto: www.revistagq.com

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